KOAN 3: MOHAMED

Un pueblo polvoriento, perdido de cualquier mapa. Un desierto desolador a su alrededor. Un paisaje compuesto de horizonte, se mire donde se mire. Un exceso de amplitud de vistas, pero un pueblecito de cortedad de miras, para los gustos de Mohamed. El aire puede que sea muy puro allí, pero Mohamed se siente asfixiado, sabe que sus vecinos lo criticarían si se atreviese a hacer pública su manera de ser y de sentir. El peso de las tradiciones  aplasta cono una losa funeraria sus sueños de libertad.
Una noche decide escapar, huir de aquel agujero de arena y rocas peladas. Su sombra lo acompaña durante semanas en su larga travesía por el desierto. Tras muchas penalidades consigue embarcarse en una patera, surcar el mar con otros desdichados que quieren cambiar su destino y alcanzar  las costas de la Tierra Prometida de Occidente.¡ POR FIN LA LIBERTAD!
Por fin podrá realizar su sueño. Por fin podrá ser él mismo, sin nadie que lo critique por ser como es, por sentir como siente. Nada más llegar a una pensión, se cambia de ropa. Se deshace de la camisa y el pantalón.  Se cubre el cuerpo con una túnica negra, un chádor le cubre el pelo y un velo le tapa el rostro enmarcando sus ojos de largas pestañas. Feliz sale a la calle y se pasea por la ciudad saboreando su recién adquirida libertad, sin que nadie le critique su inclinación a vestirse como una mujer.


KOAN 2: BAJOS INSTINTOS

Una persona formal. Me atrevería a decir que exageradamente formal. Pelo bien cortado, bien peinado, con sus entraditas y todo. Traje gris, corbata azul marino con unos tímidos estampados de cachemir, camisa azul cielo. En fin, lo dicho, todo muy formal.Tan formal que no hay quien lo resista. Ni siquiera él mismo. Su raciocinio estaba pidiendo a gritos la ayuda de un psiquiatra. ¡Y fue!
Ante aquel mecánico de cerebros se confesó: En su interior hervían deseos inconfesables, sueños neuróticos, rebeldías reprimidas, aberraciones inconfesables, todo un enjambre de "bajos instintos" que zumbaban desde lo más profundo de sus entrañas.
Un caso de manual para el psiquiatra. Su consejo también de manual : "No se lo guarde todo en su interior. Suéltelo, libérese, desmelénese,  sea espontáneo, arránquese la corbata de cuajo, saque a pasear sin miedo sus "bajos instintos".
La persona formal era tan formalita que siguió el consejo de su psiquiatra a rajatabla, como si fuese una orden. 
Lo siguió, eso sí, a su manera, es decir, formalmente. Expulsó de su interior, vomitó de golpe, a tropel, todo el mogollón de sus "bajos instintos". Les puso un collar, los ató a una correa y los sacó a pasear a la calle.
Eso sí, cuando los "bajos instintos" se cagaban sin piedad en mitad de la acera, la persona formal, como todo ciudadano responsable, recogía las caquitas con una bolsa de plástico y las tiraba en el contenedor más próximo. En el de residuos biológicos, por supuesto.



KOAN 1: ARTE CONTEMPORÁNEO

Un mendigo, harapiento, sucio, mal afeitado. Le huelen los pies, el aliento apesta a muela con caries. Arrastra un carrito de supermercado vacío, sin nada dentro. Entra en el Museo de Arte Contemporáneo. Estoy seguro que el guarda jurado de la entrada lo echará a  patadas, pero no. Al contrario, lo saluda con cierto respeto y amabilidad, como si fuese un viejo conocido. 
Pasan unas cuantas horas y el mendigo sale del Museo de Arte Contemporáneo. Lleva el carrito lleno de porquerías: Maderas carcomidas, cordeles, un colchón con manchas de semen y sangre, una silla rota, una tele vieja……
Para mi sorpresa no era un mendigo andrajoso, es un bohemio, un artista multimedia, multidisciplinar y multichorradas. Ha exhibido su "instalación", muy moderniqui ella, muy trash, muy desconcertante. La acaba de desmontar, la ha recogido y se la lleva a otro museo para volver a exhibir su arte, de nuevo, sin piedad.
Definitivamente, las teorías de Duchmap sobre el arte, han afectado gravemente las neuronas de los comisarios que seleccionan las exposiciones de los museos.



PD-Los trastos (obras de arte) descritas en el carrito de este "koan paranoico", juro los vi expuestos en una instalación en el Museo Rufino Tamayo de México D.F.

REPARTIENDO LEÑA


Inauguro este blog con un título contundente, como una bofetada, con ganas de darle caña al mono creativo. No soy una persona coherente, lógica, racional, de una sola pieza. Entro en mi cerebro y aparecen un sinfín de personalidades, la mayoría impresentables para hacerlas públicas sin sufrir un cruel escarnio. Pero lejos de cerrar puertas mentales, voy, y las abro de un bandazo. ¡Que corra el aire!.
No me importa ser acusado de esquizofrénico o de personalidad múltiple por los freudianos. Es más, disfruto siéndolo. Es como darse el lujo de vivir varias vidas en una sola, en un mismo cuerpo.

REPARTIENDO LEÑA no pretende repartir palos a diestra y siniestra. O quizás sí, que más da. Hay que repartir leña como quien reparte naipes. Repartir leña con un enorme palo, un palo fálico, un palo que me ayude a desbocar los más bajos instintos  que siempre tienden a la violencia gratuita, o a la "justificada" cuando le intentan dar un barniz civilizado, pero violencia al fin y al cabo.
Que nadie se haga ilusiones y piense que voy a utilizar este espacio para apalear públicamente a nadie. Jamás lo haré aunque más de uno se lo merezca. Este espacio es para dar rienda suelta a mis pensamientos malsanos, los más turbios, los impublicables. Un espacio donde vomitar ideas e imágenes que uno no sabe de dónde salen ni por qué. Son ideas abyectas, que empiezan a hervir en los recovecos del cerebro, y tengo miedo que si no las suelto, las neuronas empiecen a colisionar entre ellas y el cráneo acabe estallando como un gato dentro de un microondas.
REPARTIENDO LEÑA no pretende ni hacer chistes, ni cuentos, ni nada. Más bien pretendo hacer KOANS,esas extrañas e incompresibles anécdotas que los maestros zen cuentan a sus discípulos.
KOAN en chino significa, literalmente, "caso". No son anécdotas destinadas a satisfacer a la razón y al intelecto, ni siquiera para aleccionar de nada. Por el contrario, lo que pretenden es mostrar lo absurdo de todo tratamiento lógico. Son anécdotas cuya intención es vapulear, abofetear, golpear, interrumpir el falso diálogo cerebral basado en tópicos comunes y convenciones sociales. Su objetivo es hacer saltar en mil añicos la mente racional, inquietarla, para poder liberar, de golpe, la pura espontaneidad. Para abrir los ojos y poder ver las cosas como más vivas, y sin embargo, insustanciales. ¡Todo a la vez!
Existen cientos de KOANS, pero hay uno que, cuando lo leí,  se me quedó incrustado en el cerebro:

"En cierta ocasión, el venerable maestro Matsu se encontraba paseando con un discípulo bajo los cerezos en flor del monasterio.
El discípulo le preguntó: Decidme maestro ¿Cual es el significado de Bodhidarma al venir del oeste ?
¡Habla más bajo y acércate!, le respondió el venerable anciano.
El discípulo se acercó dócilmente y el maestro Matsu le asestó un tremendo bastonazo que lo dejó aturdido, tras lo cual alcanzó la Iluminación al instante".


Este es el Koan que me ha inspirado el título de REPARTIENDO LEÑA. Este es el espíritu de este espacio. Bastonazos cerebrales, palos de ciego en medio de la oscuridad de nuestra vida cotidiana.
Dudo que mis KOANS iluminen a nadie. Tampoco lo pretendo.
Entre nosotros…escribo por pura catarsis, para quedarme descansao. Escribir y dibujar a bocajarro, lo primero que se me ocurra, como se me ocurra y cuando se me ocurra, sin juzgar si lo escrito y dibujado es bueno o impresentable. Una especie de ¡Ahí va eso!