KOAN 3: MOHAMED

Un pueblo polvoriento, perdido de cualquier mapa. Un desierto desolador a su alrededor. Un paisaje compuesto de horizonte, se mire donde se mire. Un exceso de amplitud de vistas, pero un pueblecito de cortedad de miras, para los gustos de Mohamed. El aire puede que sea muy puro allí, pero Mohamed se siente asfixiado, sabe que sus vecinos lo criticarían si se atreviese a hacer pública su manera de ser y de sentir. El peso de las tradiciones  aplasta cono una losa funeraria sus sueños de libertad.
Una noche decide escapar, huir de aquel agujero de arena y rocas peladas. Su sombra lo acompaña durante semanas en su larga travesía por el desierto. Tras muchas penalidades consigue embarcarse en una patera, surcar el mar con otros desdichados que quieren cambiar su destino y alcanzar  las costas de la Tierra Prometida de Occidente.¡ POR FIN LA LIBERTAD!
Por fin podrá realizar su sueño. Por fin podrá ser él mismo, sin nadie que lo critique por ser como es, por sentir como siente. Nada más llegar a una pensión, se cambia de ropa. Se deshace de la camisa y el pantalón.  Se cubre el cuerpo con una túnica negra, un chádor le cubre el pelo y un velo le tapa el rostro enmarcando sus ojos de largas pestañas. Feliz sale a la calle y se pasea por la ciudad saboreando su recién adquirida libertad, sin que nadie le critique su inclinación a vestirse como una mujer.


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